La ENTROPÍA o disonancia cognitiva se produce cuando recibimos información de nuestro entorno no acorde con nuestros esquemas previos. Es entonces, cuando tomando los términos de Piaget, buscamos el equilibrio a través de los procesos de acomodación y asimilación, eminentemente ENTÁLPICOS, creciendo, así, un poco más gracias al aprendizaje. 

ENTROPÍATE, caotízate, rompe tus esquemas, entrena tus capacidades con nuevos estímulos y experiencias: APRENDE.

Tanto la entropía como la entalpía son factores energéticos que influyen y posibilitan las reacciones bioquímicas y, por tanto, la propia vida.

Una de las leyes de la física más importantes, la segunda ley de la termodinámica, afirma que los procesos que ocurren en el universo se realizan de manera que siempre aumenta el desorden, y por tanto la entropía. Pero afirma también que todo estado de equilibrio es un estado del sistema en el que la entropía es máxima y la entalpía es mínima.

Ahora bien, si hay equilibrio térmico deja de haber energía, porque la energía la produce el desorden, el caos, la generan las moléculas que quedan fuera del sistema organizado.

¿Y si aplicamos este comportamiento de los átomos al funcionamiento de la sociedad como forma de organización?

El organicismo defiende la idea de que la sociedad forma una unidad integrada comparable de algún modo con la de un organismo viviente.

Herbert Spencer entiende la sociedad como un organismo vivo con una estructura en la que cada miembro ejerce una función distinta que contribuye a la evolución social y en la que cada parte es interdependiente.

Por su parte, Durkheim toma de la física la necesidad de un patrón de referencia absoluto, al tiempo que lleva a cabo analogías biológicas. 

La sociedad es una forma particular de organismo, siendo los hechos sociales, funciones de un tipo especial de totalidad, la totalidad orgánica. De esta forma, Durkheim postula que la teoría de la división del trabajo se da tanto en los organismos como en las sociedades, puesto que se trata de una condición de biología general que se encuentra en las propiedades esenciales de la materia organizada.

Por otro lado, si las sociedades se asemejan a organismos y existe división del trabajo, estarán compuestas por diferentes elementos: átomos, moléculas, células, tejidos, órganos, aparatos y sistemas. Siendo los átomos los elementos químicos más pequeños que las conforman.

Para Epicuro los átomos se desvían de la línea recta, ya que, de lo contrario, estaríamos negando su libertad. Esta tendencia del átomo a desviarse de la línea recta, en el sistema filosófico de Epicuro, constituye el concepto de autoconciencia, según el cual esa nano-materia se autodetermina calificada como individualidad abstracta. Entendiendo aquí por individualidad (tanto la del átomo en física como la del individuo en la sociedad) lo que cada cosa (y cada individuo) es, distinguiéndose de las y los demás.

Demostró que la conciencia universal se va forjando a través de las crisis por las que necesariamente atraviesa la humanidad en la sociedad de clases, donde las grandes ideas que inspiran las acciones transformadoras surgen durante esas crisis.

La entropía es la medida del grado de orden o desorden que poseen los elementos de la realidad que está sujeta a cambio, porque se introduce una modificación que la afecta. Es a las ciencias de la materia lo que el cambio social es a las ciencias humanas.

La sociedad, la política, los elementos psicológicos y psicosociales que participan de ella forman, a su vez, parte de un sistema social que se caracteriza por ser tanto parcialmente cerrado como abierto. De esta forma, toma del medio aquello que necesita para sustentarse al tiempo que se protege para mantener cierto orden previamente establecido.

Es la entalpía la que supone intercambio con el medio, la que supone asimilación, cohesión, inclusión, adaptación, el sistema libera información, pero también la recoge a presión constante.

Cualquier cambio conlleva un caos inicial, de ahí la energía que genera. Una situación de entropía que puede incluso romper totalmente con el orden anterior. Ahora bien, la realidad, un tipo de energía en continuo movimiento, no se crea ni se destruye, se transforma en sus diversas manifestaciones.

Por tanto, el proceso natural que sigue la realidad social, tal y como sucede en cualquier proceso de la naturaleza, es la búsqueda de estructuras más o menos estables y organizadas para garantizar su supervivencia. Sin embargo, nada volverá a ser como antes tal y como afirman las aportaciones de Clausius y Clapeyron sobre la irreversibilidad de los sucesos espontáneos en la naturaleza.

Clave resultan estas aportaciones para considerar la existencia del pasado, el presente y el futuro. El Universo se mueve de un estado inicial a uno final, siendo los hechos presentes la consecuencia de unos hechos pasados y, ambos,  la causa de los que acontecerán en el futuro.  

Podríamos concluir afirmando que el sumun del orden es la humanidad. Sus elementos, sus pensamientos, sus actos son un monumento al orden. Pero, cuando un elemento de la realidad social pretende dar orden a un hecho, se ve afectado otro en alguna otra parte mostrando, este último, un desorden mayor.

¿Y si lo aplicamos al funcionamiento del cerebro y al aprendizaje?

Las células están sometidas a variables termodinámicas que influyen y posibilitan las reacciones bioquímicas y, por tanto, la propia vida, luego entonces,  a nivel neuronal, podría ser que el proceso de aprendizaje esté limitado por las leyes de la termodinámica. El aprendizaje es solo una transformación de una red neuronal gracias a la energía.

El cerebro es un sistema termodinámico que lleva a cabo una actividad cognitiva, es un procesador de información. La conciencia podría ser simplemente un efecto secundario de la entropía y nuestros cerebros organizándose de la manera más eficiente.

Como reflexión, podría ser que nuestros cerebros aprendan atendiendo a las mismas leyes que rigen la formación de las estrellas y la evolución del Universo, al igual que nuestras sociedades.  

Porque la existencia es un círculo que desprende energía, que comienza y termina en el mismo punto, y cuyo diámetro se extiende más o menos en función del tiempo que dure la vida o de la intensidad de los cambios que esa existencia haya provocado en «la realidad». 

El símbolo matemático representa la rigidez del procedimiento matemático.  Simboliza el miedo a los cambios por la incertidumbre inherente a ellos.